jueves, 12 de agosto de 2010

Cuentos de la Ciudad II

La lluvia danza y se tongonea como Shakira, algunas personas corren empapadas, otras miran acurrucadas entre sus pensamientos, la lluvia atormenta las calles, la lluvia corroe sentimientos, la lluvia atrapa los sueños, la lluvia mata las alegrías efimeras, la lluvia, la lluvia.

Mientras la chorrera de agua, tierra, lodo, cauchos, peroles, juegan en la avenida, Andrés Beaujon, baja de su barrio, arrinconado bajo la arremetida feroz de la lluvia capitalina. Sus Zapatos que eran ya casi zapatos a la salida, en estos momentos eran solo accesorios pegados a sus pies. -Chas,chas,chas- Resuenan sus pisadas, y el sudor y la lluvia es lo mismo en su rostro.

Eso no importaba- Se decia a el mismo-, yo voy a cumplir mi misión de hoy y a ganarme mi sueldito, eso es lo que importa, que lluvia ni un carajo- monologo audaz ante tanta intolerancia climática. Arriba en el barrio quedo Ña carmen y la Gorda, fumando el tibio humo del cancerigeno Belmont, rezando para que Andrés llegara no tanto vivo sino con realitos, al fin y al cabo que es el amor sin dinero?. Amor con hambre no dura amigo.

Pronto El desparpajo de lo que queda de Andrés llega al oasis de los pobres citadinos... El Metro de Caracas, allí todo es irreal , al fondo se escucha Ali Primera, combinado con la voz acaramelada de la instructora -"Señores usuarios, esperar detrás de la franja amarilla, para su seguridad"-. Ahora que importa nada, ahora Andrés es alguien , es un ciudadano usuario del metro. Ahora Andrés esta seguro. Aquí en este territorio, dan ganas de buenas tardes y no del arranca de aqui coño e tu madre...como quisiera Andrés estar comiendo algo para guardar el papelito en el bolsillo. Primera estación... abordaje, dentro de vagón todos somos iguales, la Señora de lentes, el chamo de pircing y collares bohemios, y de golpe, sin mediar, oh sorpresa, entra Mickel Jacson mismo, con su propia corneta y sonido- "Gueno Señoras y Señores no estaba muelto estaba de parranda, aquí les va su show", y entre la lluvia, las quejas de la gorda, los zapatos que no son zapatos, en fin sumando todas esas arrecheras, no le quedo mas remedio a Andrés y a la mayoría de los usuarios del atestado vagón a soltar una sonrisa, una carcajada de tan vulgar, inverosímil, y relajante show de esta feria llamada vida.

Andrés en ese momento pensó que al fin y al cabo el no es solo el ridículo, quizá todos al fin y al cabo lo hemos hecho o lo somos, y si es así...que importa, cual es el problema? si al fin y al cabo por lo menos nos reímos de nuestro propio acto. El acto que como bien lo dijera el maestro Ruben Blades, Maestra vida cámara, te da y te quita te quita y te da.

Entre empujones, y maldiciones sale Andres de tanta confusión, y como rebaño va a la salida para encontrarse con su realidad, afuera solo quedan las calles mojadas y timidamente por allaaa se nota un rayo de sol, casi por costumbre, el se arregla la chaqueta intentando darse calor. La calle lo recibe y el se viste de obrero para enfrentarse a lo que la mayoría de nosotros estamos acostumbrados, la guerra y la paz de una ciudad pintoresca. Caracas

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